El bosque no es lo que era desde que un notario forestal, el Maestro Conejo, ha conseguido que todos sean propietarios de su parcelita. Como dice el gusano de la castaña: «¡No queda nada que sea de todos, todo es de alguien!».n este bosque dividido en absurdas parcelitas, lo que está claro es que cuesta hasta respirar.